Ciudad Vicrtoria,Tamaulipas.- A unas horas de haber presentado su último informe de gobierno Egidio Torre Cantú, circuló una anónima carta en los correos de algunos periodistas, para oponerse (se entiende que la comunidad académica, no la estudiantil) a la reelección del rector Enrique Etienne Pérez del Río.
El escrito da cuenta de la corrupción académica de la UAT y revelan el control político al que ha estado sujeto durante toda su existencia.
Una postura «irreverente» que más se antoja de desesperación por el temor de lo que se avecina y que realmente sacudirá a la Máxima Casa de Estudios en breve, una vez que tome el control total del estado el nuevo gobernador Francisco García Cabeza de Vaca.
Este es el escrito:
U A D C S
A LA
COMUNIDAD DOCENTE
Compañero maestro, en fecha reciente el
actual rector de nuestra Universidad manifestó su intención de reelegirse, por
lo que consideramos oportuno invitarte a reflexionar lo siguiente:
Resulta
importante recordar que el actual rector fue una grosera imposición, primero
como tesorero y posteriormente como rector, atropellando la facultad que
poseemos los universitarios para autogobernarnos, tener nuestras propias normas
en el marco de nuestra ley orgánica, designar a nuestras autoridades, y
administrar libremente nuestro patrimonio, transparentando cabalmente la
aplicación de los recursos que la sociedad nos proporciona.
El rector Enrique Etienne ignora que la universidad es una institución
académica, no un instituto político, donde la vida académica tiene sus propias
reglas y valores. El rector debe recordar que no ganó en nuestra Facultad, y
que en toda la Universidad no «triunfó» en una competencia, que no
fue electo legalmente y que nunca ha tenido autoridad institucional, y mucho
menos calidad moral.
Siguiendo
la línea de la imposición, desde el inicio de su rectorado el CP. Enrique Etienne
se dio a la tarea de imponer a sus convenientes en la dirección de las escuelas
y facultades, como fue el caso de nuestra UADCS, en donde a través de una
convocatoria fraudulenta impuso al doctor Alfaro, quien entre otras cosas había
sido destituido de la coordinación de posgrado debido a su ineptitud, pero
sobretodo porque en contubernio con la señora Consuelo (a quien en el colmo de
la corrupción se dice que hoy es PTC) traficaban con las calificaciones de los
alumnos, cobrando colegiaturas y quedándose con ellas. La dirección tuvo que
reconocer los pagos y nuestros personajes se vieron obligados a renunciar.
Estos dos personajes son hoy el director y la administradora de nuestra
facultad reiniciando su proceder deshonesto. Prueba de ello es el ocultamiento
de la convocatoria para plazas de PTC (convocatoria que afortunadamente obtuvo
y publicó nuestra representación sindical), para favorecer a la nuera del
director de Comercio Victoria y a la citada señora Consuelo, atropellando el
derecho de muchos de nuestros compañeros maestros con extenso trabajo
académico.
Maestros,
evitemos que nuestra Universidad siga convertida en el blanco de intereses
políticos, siendo campo y objeto de la competencia ideológica y política, vista
como área de batallas y botín de intereses particulares para grupos que tienen
el poder o aspiran a él. Evitemos la inserción de nuestra universidad en la
arena del debate político como un elemento más, y no desde la posición
privilegiada que debe tener como un actor respetado por la sociedad e
indispensable para su desarrollo.
Terminemos
con los rectores y directores que se reeligen una y otra vez, con familias que
retienen el control de las escuelas y facultades, con los acuerdos con líderes
sindicales para mantener el control de la administración universitaria, y de
los intentos de grupos que desean desestabilizar la vida universitaria y
colocarse como nuevos actores políticos capaces de alterar las reglas del
“orden político” de nuestra universidad. El próximo rector debe ser un
verdadero académico, alguien quien garantice mayor y mejor academia, un
individuo ajeno a familias y grupos políticos, porque la política partidista
daña a la Academia y destruye la autonomía universitaria.
Deseamos
que a partir del 2017 el Estado y la Universidad ya no sean lo mismo, ya
comprobamos el poder de nuestro voto al rechazar la imposición de un dirigente
sindical en nuestra facultad afín al Dr. Alfaro y a su jefe el director de
Comercio (nuestro director no da un paso si no se lo autoriza).
Para construir una
nueva universidad debemos recuperar nuestra capacidad de decidir