La Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT)
reconoció al Dr. Jorge Ariel Torres Castillo, en la categoría Investigación de
Excelencia Premio en Ciencias “Gral. y Lic. Bernardo López García”, por sus
aportaciones al sector agropecuario a través del proyecto “Formulación de
recubrimientos a partir de quitosano obtenidos de plagas agrícolas y hongos
filamentosos”.
El premio fue entregado por el Rector de la UAT
José Andrés Suarez Fernández en el marco de la Asamblea Universitaria, lo que
representa también un reconocimiento a la trayectoria del investigador que
inició un proceso a fínales del 2014 y que concluyó en el 2017, obteniendo
productos tales como: una patente presentada en el Instituto Mexicano de la
Propiedad Industrial en el 2016; 4 tesis, 2 de maestría y 2 de licenciatura;
así como 3 artículos y otras publicaciones en revistas científicas arbitradas.
Al respecto, el investigador adscrito al
Instituto de Ecología Aplicada de la UAT, Dr. Jorge Ariel Torres Castillo, dijo
que el proyecto está relacionado con el aprovechamiento de insectos, plagas y
algunos hongos para la obtención de quitosano.
“Es un polímero, que tiene muchas aplicaciones
en la agricultura, en la medicina, en la industria de los alimentos, en los nano
materiales, específicamente lo que hicimos fue un recubrimiento para proteger a
las semillas de interés agrícola, que en este caso eran frijol y maíz, pero se
puede aplicar a otro tipo de semilla”, indicó.
Explicó que el trabajo consistió en la
integración de microorganismos benéficos, “que fueron algunos hongos en mezcla
con el quitosano, para crear un recubrimiento sobre la semilla, para que al
momento que llegan al suelo, no sean tan susceptibles al ataque de plagas o
enfermedades”.
“Lo que hicimos fue generar una serie de
recubrimientos, que van a proteger a la semilla y como llevan recubrimientos
asociados, la semilla ya va con esa protección extra que les estamos brindando;
el quitosano es considerado un polímero biodegradable, no daña a la planta, y
tiene efectos inhibitorios sobre ciertos organismos que son patógenos potenciales
de la planta”, asentó.
Puntualizó que este proyecto permitió explorar
también a un insecto, que es la Chiva del Encino (Pterophylla beltraniy), de la
cual se pretende ampliar el trabajo que ya se tiene, para aplicaciones en
procesos alimenticios.
“La patente que se desarrolló está vinculada a
un proceso de extracción de quitosano en insectos, pero puede tener otras
aplicaciones como recubrimiento de fibras, así como en la industria de las
pinturas, además se recubren metales e incluso alimentos”.