Ciudad de México, 06 de abril de 2020.- Escuchamos con atención el informe y la propuesta económica anunciada ayer por el Presidente de la República ante el impacto de la pandemia Covid-19 en México.
Reconocemos los avances en los programas sociales del Gobierno de México y damos la bienvenida a algunas de las medidas, como su compromiso a aumentar la inversión pública para generar empleos, la ampliación del programa de créditos de la banca de desarrollo y de las instituciones de vivienda, y su instrucción al SAT para apresurar las devoluciones pendientes de IVA a las empresas.
Desafortunadamente, nos parece una respuesta incompleta ante la gran dimensión de la crisis que enfrentamos.
Desde el 18 de marzo, el CCE envió al Presidente una propuesta para preservar el empleo formal e informal de 36 millones de mexicanos mediante acciones inmediatas para apoyar la sobrevivencia de las pequeñas y medianas empresas.
El 2 de abril, presentamos al Presidente un plan para suscribir un gran convenio nacional entre gobierno, trabajadores, sector social y empresarios para transitar los siguientes noventa días, que serán críticos.
No pedimos reducción de impuestos, ni privilegios, ni concesiones. Siempre hemos puesto a los trabajadores, sus familias y al país como nuestra prioridad. Nuestras propuestas aún no han sido tomadas en cuenta.
Nuestro objetivo es proteger el empleo, los salarios y los ingresos de las familias; sentar las bases para una recuperación inmediata; evitar que la crisis de liquidez se convierta en una crisis de solvencia; y contar con recursos para continuar los programas sociales.
Hace un par de meses los empresarios de México presentamos nuestros 10 principios de dimensión social. Y también nos comprometimos a impulsar una relación responsable y propositiva con el Presidente de la República, exigiendo reglas claras, certidumbre jurídica, normativa y económica para las inversiones.
Lo que queremos es incidir positivamente en las políticas públicas para beneficio del país. México es de todos; y todos somos mexicanos.
Como mexicanos, siempre hemos estado unidos ante la adversidad. Siempre hemos sacado lo mejor de nosotros mismos: la fraternidad y la solidaridad. La crisis del Covid-19 nos obliga a unirnos una vez más. Es momento de propuestas y de acuerdos.
El buen juicio es esencial en tiempos difíciles. Lo concreto importa más que las generalidades. Se requiere tener sentido de la realidad. Todos esperamos que un estadista nos muestre su sabiduría; que esté familiarizado con los hechos relevantes; y que actúe. El liderazgo siempre exige un buen criterio; nunca dejar que las pasiones ni la emoción nos impidan hacernos las preguntas fundamentales.
En este momento de crisis, posponer decisiones es en sí una mala decisión. Cada día perdido se traduce en un mayor daño para las familias mexicanas. El Presidente de México cuenta con nosotros en su proyecto de vencer a la corrupción, a la pobreza extrema, a la inseguridad y a la crisis del Covid-19. Pero también salvemos juntos los empleos y los ingresos de las familias.
Es tiempo de que trabajemos juntos en un gran acuerdo nacional. El Presidente de la República puede confiar en nosotros porque también buscamos el bienestar de México. Es tiempo de unidad y de responsabilidad.
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