Leobardo Sánchez.
Una de las cosas que le reconozco a Luis, es que puede entender los problemas de los demás, no cualquiera; se necesita primero darte cuenta de la posición en la que se encuentran los otros, en medio de su adversidad, después, lejos de las clases sociales, saber que somos iguales.
Creo que ese ha sido el éxito de Luis, y la gente lo percibe así, como un joven que si bien ha nacido en el seno de una familia solvente, sabe conectar con los problemas de la gente.
La conciencia, se alcanza cuando aprendes a respetar a los demás, y a respetar sus procesos, pero también cuando tocas fondo, que no creo que sea el caso de Luis, más bien considero que le ha tocado ver de cerca el sufrimiento de las personas.
Para mi es claro que Luis tiene un destino político, y su encuentro con el poder, siento que está diseñado un poco cuesta arriba, pero ahí está, basta insistir para llegar a él.
Para él hubiera sido más cómodo haber continuado fluyendo al amparo del poder, entendido como la hegemonía en turno, que lo invitó a ser parte de un sistema que ya comenzó su proceso de decadencia, pero logró darse cuenta a tiempo y prefirió abrir su propio camino, más difícil pero también una ruta que podría permanecer por más tiempo disponible para proyectos de gran calado.
Una vez lo vi acercarse a una señora que vendía verdura, y preguntarle cuánto costaba su producto. Cualquiera en su lugar hubiera preferido pasar de largo, pero Luis optó por darse cuenta de una necesidad latente en la mujer que se hacía acompañar por sus pequeños hijos; sólo queremos comer, fue el mensaje que interpretó el síndico.
Para entender que a veces los demás sólo necesitan un poco de pan para comer, es suficiente para alguien que tiene conciencia, porque en el fondo, lejos de la segregación social, somos iguales, y creo que eso Luis lo tiene bien claro.