Ciudad de México.- La resistencia a los antimicrobianos (RAM) representa una amenaza para la salud pública y para el desarrollo de las naciones, por lo que se requiere que todos los sectores del gobierno y la sociedad lleven a cabo medidas de control, coincidieron personas expertas nacionales e internacionales al participar en el foro virtual: “Acción contra la resistencia antimicrobiana en tiempos de pandemia”.
En el encuentro, organizado por el Consejo de Salubridad General (CSG), como parte de las actividades de la Semana Mundial de Concientización sobre el Uso de los Antimicrobianos, que se llevan a cabo del 18 al 24 de noviembre, el secretario del CSG, José Ignacio Santos Preciado, destacó que, en 2018, nuestro país estableció la Estrategia Nacional de Acción contra la Resistencia Antimicrobiana.
Al respecto, la subdirectora técnica del Comité del CSG y de la Junta Ejecutiva, Irma Aguilar Delfín, detalló que entre las atribuciones de este organismo se encuentra la clasificación de antibióticos en el Compendio Nacional de Insumos para la Salud, CNIS, que cumple el compromiso de acción mundial establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en esta materia.
Detalló que con el uso de la herramienta AwARe-CNIS será posible contar con datos de consumo de antimicrobianos en las instituciones públicas de salud y describió el caso de éxito de la Dirección General de Sanidad Naval de la Secretaría de Marina, que ha mantenido el uso de antibióticos de la categoría “Acceso” en los niveles que recomienda la OMS como objetivos para el 2023.
La directora del Centro de Investigación Sobre Enfermedades infecciosas del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Celia Alpuche Aranda, sostuvo que, para contribuir a mitigar la resistencia antimicrobiana es necesario contar con información microbiológica y sobre el uso de estos fármacos en el ámbito comunitario y en la atención de la salud humana y animal. También se deben establecer programas de acción y control con base en evidencia científica disponible.
El investigador del INSP, Federico Zumaya Estrada, dijo que en nuestro país se incrementó el uso indiscriminado de antibióticos en México durante la pandemia de COVID-19, lo que puede impactar en aumento de la resistencia bacteriana.
En este sentido, Zumaya Estrada indicó que las personas hicieron búsquedas en internet para obtener información sobre cinco antibióticos: azitromicina, claritromicina, moxifloxacino, ceftriaxona y levofloxacino. Las consultas aumentaron o disminuyeron al mismo tiempo que los casos de COVID-19 en México.
A su vez, el titular de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia por Coronavirus y coordinador del Programa Universitario de Investigación en Salud de la Universidad Nacional Autónoma de México, (UNAM), Samuel Ponce de León Rosales, señaló que en el mundo está creciendo la resistencia a los antibióticos, a las cefalosporinas de tercera generación y a medicamentos esenciales para tratar neumonía y enfermedades nosocomiales que son la última opción de tratamiento. En la actualidad, la mitad de los casos ya no responden a estos medicamentos, dijo.
Puntualizó que la resistencia a los antibióticos aumentará la mortalidad, los costos de tratamiento y las intervenciones médicas serán más caras y menos accesibles.
El incremento global de la resistencia requiere acciones regionales, nacionales y globales para preservar la efectividad y promover el desarrollo de nuevos antibióticos.
La consultora de la OPS/OMS, Ileana Fleitas Estévez, resaltó que la RAM es una de las 10 principales amenazas de salud pública que enfrenta la humanidad, ya que el uso indebido y excesivo de antimicrobianos es el principal factor de riesgo que determina la aparición de patógenos farmacorresistentes.
Indicó que las personas con enfermedades resistentes requieren pruebas y el uso de fármacos más caros, lo que aumenta el costo de la atención médica.
Informó que cada año, 480 mil personas presentan tuberculosis multirresistente, lo que dificulta su recuperación. Esto se observa también en personas que viven con VIH o que padecen paludismo.
Fleitas Estévez señaló que la RAM podría aumentar los fallecimientos relacionados con COVID-19, ya que las y los pacientes pueden desarrollar infecciones bacterianas secundarias durante la hospitalización.
Ante este panorama dio a conocer que desde 2019, la OPS lleva a cabo un proyecto conjunto con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) con el apoyo de la Unión Europea, a fin de controlar la resistencia antimicrobiana mediante un plan global, partiendo del principio de que la salud humana y animal son interdependientes.