El fenómeno social que se está presentando en torno a la posible liberación de Eugenio Hernández Flores, es muy interesante, porque la historia no termina ahí, pues al que quieren en el bote es al ex gobernador Francisco García Cabeza de Vaca.
La noticia filtró los ánimos más nobles de una sociedad lastimada.
Como dicen en el rancho, la gente anda feliz en las calles, porque lo quieren libre.
La noticia de su salida fue una medición nacional, esa era la intención, dar a conocer el hecho para ver la reacción de la gente, y la gente reaccionó como lo esperaban.
El hervidero emocional se dejó sentir en el barrio, porque a Geño no lo ven como delincuente, al contrario, ha tomado la estatura de santo mártir.
La simpatía hacia Geño sigue intacta, no le quitaron ni una pluma, como dice la canción.
El que sí debe estar asustado es el Cabeza de Vaca, porque nada haría más feliz a la gente que verlo en el bote.
Dos ex mandatarios de Tamaulipas con estilos muy marcados, uno con la sencillez a flor de piel y el otro con la amargura a cuestas.
La salida de Geño está a la vuelta de la esquina, y la captura de Cabeza, no sabe, pero la gente espera que ese sea la moneda de cambio, ni modo, cosechas lo que siembras.