Todos los caminos, todos los camiones, todos los líderes llevan al Zócalo de la Ciudad de México, al arranque de la campaña presidencial de Claudia Sheinbaum la tarde de este viernes 1 de marzo.
De Bucareli a Circunvalación, del Metro Revolución al de Pino Suárez, de Eje 1 Norte a Izazaga, dos kilómetros a la redonda del Zócalo desde muy temprano ya había camiones, combis, chiapanecos, oaxaqueños, sonorenses, que por la desmañanada aún esperaban ver al Presidente Andrés Manuel López Obrador.
«El presi, el presi, va estar el presi», dijo un hombre pintado de negro y cuernos de toro en la explanada del Palacio de Bellas Artes, integrante del grupo de danza de los aceitados de San Martín Tilcajete, Oaxaca, que cargaba un globo gigante y sonajas en todo el cuerpo.
«Venimos mil distritos de todo el país a oír al presi», dijo ya caminando hacia el Hemiciclo a Juárez, donde había comenzado la fiesta.
Globos gigantes de las calendas oaxaqueñas giraban entre los árboles de la Alameda con música de bandas de viento.
Se repartían cajitas de comida entre niños y adultos en sillas de ruedas, se regalaban banderas blancas y guindas, bancos de plástico.
«A nombre de Azucena, la candidata en Ecatepec», decían.
Tímidos, porque era su primera vez en la Ciudad, la autoridad de Linda Bista posaban para los fotógrafos con sus sombreros y sus lonas.
«La agencia municipal de Linda Bista, Tlaxiaco, Oaxaca, apoya a Claudia Sheinbaum».
Sheinbaum, candidata por Morena, el PT y el Partido Verde, convocó para las 16:00 horas a una «fiesta nacional en el Zócalo», en el primer día de los 100 de campaña. Aunque es una repetición de los mítines de López Obrador, podría imponer su propio récord en cuanto a la convocatoria y movilización.
«Salimos de Sinaloa a 9:30 de ayer y llegamos a las cinco de la mañana de hoy, nos hicimos casi 24 horas y eso porque perdimos tiempo en Celaya», dijo en el Monumento a la Revolución el que repartía las banderitas de palo.
Detrás de ellos,los de Chiapas se ponían sus playeras con el nombre del senador y candidato a gobernador Eduardo Ramírez.
Del otro lado, sobre Circunvalación, estaban los camiones de Macuspana, Tabasco, municipio de López Obrador; los de Veracruz y Chicoloapan.
«Quién sabe de dónde chingados venimos», soltó el chofer del camión blanco con la leyenda «Chicoloapan, Samuel Ríos Moreno».
Se bajó a buscar al que tenían que pagarles, mientras los ocupantes desentumían las piernas, retorcían los brazos y decían: «¿Y ahora qué?.
«A nosotros nos dijeron que era a las cuatro», explicó una mujer mientras doblaba los cuatro dedos de la mano izquierda, como si pidiera que la rescataran.
– ¿Y quién va a estar?, preguntó.
– Ahí sí no te sé decir, dijo.
Las personas en sillas de ruedas, integrantes de una coordinación nacional de personas con discapacidad, avanzaron hacia el Zócalo, ya ocupado en más de una cuarta parte al medio día por los del sindicato de petroleros y maestros.
Ya eran tantos que los asistentes de Guerrero, Quintana Roo y Jalisco tuvieron que apartar sus lugares con cintas amarillas.
Del edificio del Congreso local colgaron mantas y banderas.
«Petroleros con Claudia», «Primero los pobres», y otra más de legisladores de la Oposición: «Voto libre».
Un hombre solitario sentado en medio de la plaza, rodeado de bandas, y una en alto que decía SUMA con letras rosas, esperaba a sus compañeros.
«Somos del sindicato de trabajadores de aquí y tenemos que llenar toda la plaza», dijo, de espaldas al campamento de familiares de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, que quedó atrapado entre el Palacio Nacional y el mitin.
«Ya llevamos cinco días, porque queremos que Obrador informe antes de que se vaya», dijo un muchacho con el pelo a rape.
Por el plantón o por religiosidad, el templete para el discurso de Sheinbaum está frente a la Catedral, por donde están a la venta muñecos no de ella, sino del Presidente López en distintas presentaciones: de petrolero, de beisbolista o de niño gritón de la lotería.
Había incluso muñecas de Delfina Gomez, pero aún no de Sheinbaum. Quizás por eso muchos dijeron que venían a ver al Presidente.