Ya en plena campaña Xóchitl Gálvez, candidata de la coalición PRI-PAN-PRD para la presidencia de la República, en su visita a Querétaro, empezó a plantear las políticas con que planea conquistar el voto de los mexicanos.
En el evento del estadio olímpico, muy a su estilo y al modo de la motosierra de Milei, dejó muy claro cuáles son las políticas de la 4T que desmontará de llegar a la presidencia de México.
Primero irá sobre la Guardia Nacional, para “recuperarla” ya que, a su juicio, no ha cumplido con su trabajo para dar seguridad en las carreteras y que afirmó, inclusive ha llegado a extorsionar a los ciudadanos.
Aseguró que duplicará el número de sus elementos a 300 mil efectivos y que los capacitará y certificará, incorporando además nuevas tecnologías como los drones e inteligencia artificial.
No aclaró, ni la prensa le preguntó con qué, esquemas empresariales contrataría su gobierno tales servicios tecnológicos, en los que ella se ha calificado como empresaria exitosa y con vasta experiencia.
Lo que sí dijo fue que, quitará al ejército de andar haciendo caminos y los pondrá a “defender a México”
Reafirmó su compromiso de combatir a la delincuencia y exigió que todos los candidatos deben deslindarse de los delincuentes. No fue definida si será en todos los partidos o “nomas en los bueyes de mi compadre”
Por ahora tampoco quedó claro si lo que esta planeado es volver a la “guerra contra las drogas” y el choque armado contra la delincuencia.
En concordancia a la narrativa que ha venido desarrollando la oposición al gobierno actual, en el sentido de que las elecciones se realizarán en un “clima de inseguridad y miedo” para los ciudadanos y los candidatos, consideró que el INE debe determinar en que lugares no se instalarán casillas.
Arremetió también contra la Comisión Federal de Electricidad.
Prometió que regresará el Seguro popular. Se entiende que se liquidará el IMSS-BIENESTAR. No dice qué pasará con los miles de trabajadores de la salud que están siendo basificados después de 10, 15 o 20 años de ser empleados por un sistema de salud fincado en el Seguro Popular.
Ninguna alusión al bajo desempeño que en esta materia tuvieron los gobiernos de la coalición que ahora representa, ni del precario estado en que dejaron la infraestructura, escasez de formación de recursos humanos (médicos, enfermeras, paramédicos) y el escaso financiamiento, del sistema de salud, con pandemias de obesidad, diabetes, hipertensión y cáncer.
Seguramente en su mente de ingeniera y empresaria no es relevante que, de acuerdo al INEGI y a la OCDE, en 2008 el porcentaje total (público, privado y de las familias) del PIB de salud en México fue de 4.2% (el publico fue del 1.9%). En 2018 el gobierno de López Obrador lo recibió en 5.6% total (2.1% solo de gasto público). En 2020 fue de 6.5% total (2.5% de gasto público).
Los personajes de los exgobiernos neoliberales que, hoy critican al IMSS-BIENESTAR dejaron caer el gasto salud a un nivel muy lejos del 8.8% promedio de la OCDE, lejísimo del de EEUU (16.5%) y aún más bajo que el de Brasil (9.5%).
Ese es el tamaño del paquete que le dejaron al gobierno obradorista que en esas condiciones de desastre se vio obligado a enfrentar la más grave pandemia de los últimos 100 años.
Tampoco, dice todavía si se restituirán a los grandes intermediarios funcionarios del pasado, que se enriquecieron con la compra-venta de medicamentos y equipo médico, la “carta libre, las “asignaciones discrecionales” o las “convocatorias a modo” para devolverles sus privilegios.
¿Volverán los esquemas de asociación público privada con que consorcios nacionales e internacionales construyeron hospitales y centros de salud? ¿Aceptará su gobierno los leoninos contratos con elevados presupuestos, financiados con créditos de BANOBRAS y que terminados operan todo con subrogación a empresas de amigos y socios?
¿Veremos nuevamente unidades médicas que quedan a medias y luego se rentan al gobierno? ¿Será un sistema de salud de cobertura nominal o efectiva? ¿Qué problemas de salud pública garantizan poder enfrentar y vencer, con ese esquema privatizador?
A todas estas preguntas, un tanto impertinentes para alguien que es ingeniera y no médico, ni salubrista; esperamos que tengan una respuesta convincente en los siguientes meses de campaña y debates en que desplegara y explicara su oferta política.
Aseguró también que regresarán las guarderías (ojalá que no sean como la de la ABC y de las que no pasaron las inspecciones de Protección Civil) que se mantendrán los apoyos sociales a los grupos vulnerables (ya no son flojos) y que se implementará en Querétaro una política de empleos bien pagados ( se supone que en todo el país).
También reiteró su ofrecimiento de que, el suyo será un gobierno de una “clase media fuerte”. Desde luego no entró en explicaciones de por qué, este amplio sector social de la población cayó en la precariedad o francamente en la pobreza. Nada que ver el FOBAPROA, ni las reformas zedillista y calderonista de pensiones, ni la reforma laboral de Calderón que acabó con los empleos formales e impulsó el outsourcing laxamente regulado.
Es notable que su memoria histórica selectiva, saltó las crisis económicas, políticas y sociales que vivió México por más de 30 años antes de 2018, fecha del arribo al poder del actual gobierno. Solo recuerda lo que ha pasado en los últimos 6 años y los causantes de lo que hoy se lamenta. Antes de eso, no hay ningún responsable, solo buenos ejemplos y experiencias que ahora ofrece reeditar.
En conclusión, bueno es que, después de una larga campaña de crítica y señalamientos estridentes, contra las políticas del gobierno Morenista, ya empezó a presentar sus propuestas concretas.
Por lo pronto ya está señalando qué políticas ajustará, eliminará o creará.
Ahora la ciudadanía esperará que, presente los argumentos sustentados, de porqué lo hará y sobre todo de cómo las implementará.
Aparte de las pasiones, filias y fobias partidistas y a personajes de la contienda electoral, es tiempo de escuchar, analizar, valorar, verificar datos e ir formándose un criterio.