El martes, el cielo del sur de Grecia se vio teñido de naranja debido a la llegada de nubes de polvo procedentes del norte de África, que cruzaron el Mediterráneo para envolver la Acrópolis y otros monumentos icónicos de Atenas.
Los intensos vientos del sur llevaron consigo el polvo del desierto del Sahara, otorgando a la atmósfera de la capital griega un inusual tono naranja que evocaba paisajes marcianos en las últimas horas del día.
Se espera que los cielos se despejen el miércoles a medida que los vientos cambien de dirección, disipando el polvo y provocando un descenso en las temperaturas. Sin embargo, el fenómeno no llegó solo, ya que los fuertes vientos del sur de los últimos días también avivaron incendios forestales prematuros y fuera de temporada en el sur del país.
En otra parte, un incendio cerca de una base naval en Creta fue contenido el martes.
Grecia, que ha sufrido devastadores incendios forestales en veranos anteriores, se encuentra nuevamente en alerta ante la persistente sequía y las altas temperaturas de la primavera, lo que podría anticipar un período particularmente desafiante para los bomberos en los meses venideros.