El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunció en una declaración institucional desde el Palacio de la Moncloa que seguirá al frente del Ejecutivo, reafirmando su compromiso con la regeneración democrática y el fortalecimiento de los derechos y libertades en España.
Tras cinco días de reflexión sobre lo que describió como una campaña de “acoso y derribo” contra él y su esposa, Sánchez comunicó su decisión de mantenerse en el cargo, despejando así la incógnita sobre una posible dimisión.
En su discurso, Sánchez destacó que esta decisión “no supone un punto y seguido”, sino “un punto y aparte”, asegurando que continuará trabajando con determinación y firmeza para superar la situación actual.
El líder socialista había tomado un breve receso de su agenda para evaluar su permanencia en el Gobierno, especialmente ante las presiones de la oposición parlamentaria, liderada por el Partido Popular y Vox, así como por las acusaciones contra su esposa, Begoña Gómez.
La denuncia presentada contra Gómez por el Colectivo de Funcionarios Públicos Manos Limpias, un sindicato ultraderechista, acusa a la esposa de Sánchez de presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios. Sin embargo, la fiscalía ha solicitado archivar el caso.
Sánchez expresó su gratitud por el apoyo recibido de ministros, dirigentes políticos, militantes y simpatizantes del Partido Socialista, así como de otras fuerzas políticas y sindicales, que respaldaron su decisión de continuar en el cargo.
El presidente español también destacó la importancia de una “reflexión colectiva” en la sociedad española, instando a la regeneración política y al juego limpio en el ámbito político.
Las reacciones a la decisión de Sánchez fueron diversas. El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, criticó la continuidad de Sánchez, mientras que el presidente de Vox, Santiago Abascal, la consideró una “amenaza” para la disidencia.
A pesar de las críticas y los desafíos, Pedro Sánchez reafirmó su compromiso de liderar un gobierno de coalición de izquierda, que necesita negociar constantemente con partidos nacionalistas e independentistas, en un contexto político marcado por la polarización y la controversia.