DOS IDEOLOGÍAS DIVERSAS, UN MISMO PAÍS

Después del proceso que recién culminó fue muy claro que la mayoría, al menos de votantes, decidió por una continuidad de una ideología política de izquierda o centro izquierda dependiendo cómo se le vea. Puede ser que mucho más mexicanos no estén de acuerdo con tal forma de gobernar pero los resultados marcaron un respaldo para el presidente y el partido que con él emergió.

Tan así que ahora muchos especialistas están criticando que tanto respaldo político (mayoría en cámara de diputados, del senado y congresos estatales) representa un probable peligro a futuro. Sabemos que reformas constitucionales vienen y más cuando el mismo presidente López Obrador no pudo sacar adelante varias de sus iniciativas de reforma. 

Para empezar los partidos de coalición de derecha, deben primeramente hacer un verdadero análisis interno del por qué perdieron tanto respaldo popular, no es casualidad que la gente haya dejado claro que un cambio de paradigmas, formas, círculos viciosos y más, es por demás necesario. O se renuevan o seguirán yendo en picada. 

Hablan de enfrentar los retos del futuro pero con muchos de los mismos personajes (dinosaurios muchos) del pasado. El mejor ejemplo es “Alito”, alguien muy pero muy desgastado y repudiado que sigue de presidente del PRI nacional. Prometen resurgir con fuerza pero con las mismas mañas y formas de actuar que los llevaron a perder su hegemonía desde un principio. 

Una contradicción que causa ya hasta flojera y que por eso cada día más se alejan del electorado. Y no es que en MORENA sea todo perfección, para nada, en muchas cosas no cantan tan mal las rancheras, pero algo están haciendo mejor como para que el electorado los siga prefiriendo.

¿Qué si todo está perdido para los de ideología de derecha? ¡Para nada! Solo vean el fenómeno que está sucediendo en Europa, en donde la derecha o extrema derecha en algunos casos acaban de dominar los procesos electorales que recientemente se llevaron. 

Algo claramente nos dice esto, por supuesto que nuestras realidades y circunstancias son diferentes, pero allá si pertenecen al llamado “primer mundo” y esa tendencia debería ser causa de mayor estudio y análisis. Tan así que ya es tema inclusive para el proceso electoral estadounidense, el cómo se está pintando el panorama mundial.

MORENA tendrá la posibilidad de refrendar su fuerza con la entrada de la Dra. Sheinbaum, veremos cuál será su forma de gobernar una vez ya se establezca bien en la presidencia y que poco a poco se quite la sombra del muy respaldado presidente Obrador. No por hacerle a un lado sino una consecuencia lógica de cada mandato. 

La competencia sana siempre es buena, y aquellos que no ganaron deben de tomarlo como una lección para efectos de preparase mejor y volver a competir fuerte. Somos millones de mexicanos y entre todos existen muchas ideologías que pueden en un momento dado fusionarse dependiendo de los personajes y de los momentos. 

En un país aún muy desigual, existe todavía muchísimo por hacer, aquel con ideas triunfalistas debe de aterrizar y ver la realidad, todavía cargamos muchos viejos vicios que traspasan colores, partidos y personas. Así como los veíamos hace años en la llamada dictadura perfecta, los vemos ahora, eso sí son los verdaderos retos a vencer parea todos. 

Mientras nuestra ideología social colectiva sea conformista, comodina, complaciente o parte del problema, México seguirá estancando su progreso. Me alienta lo que bien se ha hecho pero me desanima y preocupa que ciertas cosas nada más no cambian y lo peor es que lo seguimos permitiendo. La mayoría de los mexicanos se enojan pero no actúan y con ello lo que ya muchos no quieren ver, lo seguirán viviendo.

Una victoria al estilo mexicano

El América ganó su segundo campeonato por un muy controversial penal que para muchos no era. Entre enojos y críticas levantaron la copa y la vida siguió. Si muchos opinan que algo así pasó recientemente en otro ámbito, pues ya también levantaron ellos la copa y al parecer la vida seguirá también igual. 

Les guste o no, así las cosas en nuestra nación. 

 

Jorge Infante Alarcón: