Después de tanta retórica divisoria desde hace años en el sistema político estadounidense, en días pasados se dio un atentado y/o intento de asesinato al ex presidente y ahora formalmente candidato republicano para la presidencia de Estados Unidos. En un evento en Pensilvania, un joven de 20 años logró burlar al servicio secreto y otras autoridades, subiéndose a un techo y disparando desde aproximadamente 150 metros de distancia.
Matando a una persona e hiriendo gravemente a otras dos, mientras a Trump lo alcanzó a rozar en una oreja con uno de sus disparos. Inmediatamente los francotiradores que custodiaban dispararon y dieron muerte al joven. Mucha controversia en este suceso, que conforme pasen los días se ira dilucidando diversos aspectos de este trágico evento.
En lo personal puedo comentar que de cierta manera no me extrañó que haya sucedido, muchos focos rojos de alerta son los que se habían prendido en años pasados desde la aparición de Trump en la escena política estadounidense. No solo una gran división social sino una clara intención de hacer más severos los discursos políticos.
De hecho ayer recibí una llamada de una amistad asombrada y recordando que hace unas semanas en una reunión mientras comentábamos temas políticos y en especial la situación de Estados Unidos, comenté que no tardaba en existir algún tipo de disrupción social y/o atentado en la presente contienda. Y que si era en contra de Trump sin resultar herido de gravedad, que esto lo elevaría a un estatus que seguramente le daría el triunfo en noviembre.
No es que uno sea clarividente sino más bien analista de los entornos sociopolíticos que a su vez va hilando los sucesos y sus probables consecuencias. Es más, recientemente escribí una columna en donde hacía una reflexión y preocupante crítica sobre la normalización de la violencia e injusticias. Y en el caso de E.U., pues que decir más que proviene por ser una nación que históricamente ha vivido sucesos así.
Desde el asesinato de Abraham Lincoln, el de James Garfield, John F. Kennedy, su hermano, los atentados contra Harry S. Truman, Roosevelt, Gerald Ford, Ronald Reagan y otros. Esto sin contar los asesinatos en contra de activistas como Martin Luther King, por poner solo un ejemplo de muchos. Ya existen antecedentes claros en una nación que se proyecta como el farol de la democracia mundial pero la misma en donde surgen muchas incongruencias también.
Para nada uno deja de condenar actos de tal naturaleza pero se sabe que si los provocan en una nación con políticas abiertas sobre la portación y uso de armas de muchos calibres y la misma que ha padecido por tiroteos masivos desde hace años, pues el que este tipo de actos dejen de suceder, será difícil. El joven perpetrador lo describen con un previamente muy visto perfil de solitario, de haber sido víctima de fuerte bullying y otros elementos que tristemente mucho se repiten allá. Aparte del acceso a armas y otros artefactos los cuales están siendo investigados para saber si actuó solo o no.
Al levantarse Trump después del atentado, alzó su puño gritando “¡Fight, fight, fight!” ¡Peleen, peleen, peleen!, el mismo que en su momento incitó directa o indirectamente a la intromisión y toma del capitolio hace unos años. Espero este sea un punto de inflexión para nuestros vecinos norteños y que dejen a un lado la fuerte división social que está generando ambientes muy turbios, ríspidos y enrarecidos.
En este caso el joven difunto (Thomas Matthew Crooks) era caucásico y registrado republicano, aunque había hecho una aportación monetaria para la causa demócrata. No quiero imaginarme si el tirador hubiese sido latino, afroamericano, árabe o de otra raza o nacionalidad. Lo que sí, es que esto seguramente traerá un nuevo panorama político, muy incierto y probablemente más duro en cuanto a políticas y posturas.
Con la reciente formalización de la candidatura de Trump en la convención nacional republicana (RNC) y el nombramiento de J.D. Vance como candidato a vicepresidente, ya arrancará esta nueva era de Trump, quien acorde al momento y circunstancias, muy seguramente llegará nuevamente a la presidencia de Estados Unidos.
Los procesos y mentalidad ganan campeonatos
España y Argentina ganaron respectivamente los torneos continentales en los que participaron, fruto de procesos exitosos y una mentalidad ganadora y no de la casualidad, ocurrencias y menos sistemas corruptos o indiferentes. El camino y las formas son claros, lo que nunca claro está es todo aquello y aquellos que a estas alturas no entienden esto.