Buenos Aires vive momentos críticos bajo la presidencia de Javier Milei. La economía se desmorona y, como si fuera poco, la relación con Brasil se deteriora. La cancillería brasileña llamó a su embajador en Argentina, Julio Bitelli, para discutir la reciente intervención de Milei en una conferencia conservadora en Camboriú, donde se reunió con Jair Bolsonaro, generando controversia.
El embajador Bitelli trató de calmar la situación, asegurando que se discutirán temas bilaterales sin afectar la relación histórica entre ambos países. Sin embargo, las constantes provocaciones de Milei hacia el presidente brasileño Lula da Silva complican la diplomacia.
Mientras tanto, la situación en Argentina es cada vez más desesperante. La pobreza y el desempleo aumentan día a día debido a las políticas de ajuste y desregulación implementadas por Milei. La justicia ordenó nuevamente la distribución de alimentos y abrigos que permanecen almacenados desde el gobierno anterior, destinados a los más necesitados. Sin embargo, el presidente sigue priorizando sus viajes personales sobre los problemas del país.
Recientemente, Milei, acompañado por su hermana y Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, asistió a reuniones en Estados Unidos y ahora planea un viaje a Francia. Estos desplazamientos, realizados en aviones privados y financiados por empresarios poderosos, contrastan con la realidad de muchos argentinos.
En el ámbito de derechos humanos, la situación también es preocupante. La justicia ha ordenado al ministro de Defensa, Luis Petri, proteger los archivos de la dictadura militar, en peligro tras el cierre de la comisión de Derechos Humanos en el ministerio. Los recortes y despidos en lugares emblemáticos de la Memoria, como la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma) y otros centros clandestinos de detención, han generado una fuerte reacción de la sociedad y organizaciones internacionales.
A pesar de la caída en su popularidad, Milei sigue apoyando a su ministra de Capital Humano, Sandra Petrovello, quien se ha negado a cumplir con las resoluciones judiciales para distribuir alimentos. La falta de acción del gobierno frente a la desaparición de un niño en Corrientes y el desmantelamiento de organismos de protección para mujeres y niños solo agravan la situación.
En resumen, Argentina enfrenta una crisis multidimensional, con un gobierno que prioriza intereses personales sobre las necesidades del país y sus ciudadanos. La tensión con Brasil añade una capa adicional de incertidumbre en un contexto ya de por sí delicado.