El Gobierno de Australia alertó este martes del peligro de que las nuevas cepas de gripe aviar que entren en el país oceánico durante la próxima migración de aves del hemisferio norte lleven a la extinción a sus especies vulnerables y en peligro.
«La migración primaveral de las aves del hemisferio norte en los próximos meses es un momento especialmente peligroso», dijo hoy la ministra australiana del Ambiente, Tanya Plibersek, en un discurso ante la Conferencia de Zoológicos y Acuario en Sídney, al referirse a la primavera austral entre septiembre y diciembre.
«La nueva variante H5 viene a por nosotros», precisó la ministra al insistir en que esta enfermedad no solamente afecta a las aves sino también a otros mamíferos como las focas o los leones marinos, especies que «corren un riesgo especialmente alto».
La ministra subrayó que al Gobierno australiano le preocupa particularmente «el riesgo de extinción de las aves en peligro que están en programas de cría en cautividad» debido a «la poca capacidad» que tienen estas instalaciones para resistir el embate de nuevas enfermedades como la gripe aviar.
Asimismo, las autoridades australianas temen por la posibilidad de que se produzcan muertes masivas de especies silvestres por la entrada al país de nuevas cepas de gripe aviar, lo que las pondría en situación de vulnerabilidad o peligro de extinción, según la transcripción del discurso de Plibersek.
Desde que los laboristas asumieron el poder en mayo de 2022, el Gobierno de Anthony Albanese ha redoblado las medidas legales, normativas y de fiscalización para frenar la extinción de sus especies en el país oceánico, que ha perdido un centenar de especies desde 1770.
Además, Australia -que tiene una de las políticas de bioseguridad más férreas del mundo- impuso cuarentenas a decenas de granjas agrícolas de la costa suroriental del país, así como eliminó todas las aves de corral y huevos de esos lugares, desde que se detectó en mayo pasado un brote de gripe aviar.
Desde 2020, una nueva evolución de la gripe aviar, la H5N1 2.3.4.4B, se ha expandido rápidamente a través de las aves migratorias en el continente americano y en otras partes del mundo, y cada vez se han documentado más casos en mamíferos, incluidas vacas y cabras en granjas de Estados Unidos.