A las puertas de la sede nacional, unos 50 panistas exigieron la renuncia inmediata de Marko Cortés como presidente del partido.
Liderados por Manuel Gómez Morín, nieto del fundador de Acción Nacional, los manifestantes portaban playeras con la leyenda: «O dejan al PAN, o nos vamos».
Entre los que protestaban, sobresalió la figura del tabasqueño Gerardo Priego, que hace tres años buscó la presidencia del blanquiazul.
«A mí me dicen: ‘oye, pero es el último clavo en el ataúd. ¡No: el PAN está muerto…!» sentenció en entrevista.
«Estos son intentos de darle fibrilaciones, de darle electroshoks para ver si revive. El PAN está muerto en manos de gánster que podrían ser morenistas fácilmente.»
Ex diputado federal, Priego opinó que si el PAN atestigua su propio funeral es porque la militancia lo permitió.
«Es increíble que la militancia no se haya rebelado cuando teníamos un Presidente que estaba despedazando al país y el único instrumento para combatirlo era el PAN, pero la mayor parte de su militancia es de maletín, es de incondicionales que tiene que cargarle el portafolios a Jorge Romero (candidato a la presidencia del partido).»
Organizador de la protesta, Gómez Morín explicó que Acción Nacional «está en una situación en la que no le sirve a México, porque el espectáculo que acabamos de ver en el Senado (con el voto del panista Yunes Márquez en favor de la reforma al Poder Judicial) es un reflejo de lo que es el PAN.
«Lo que se pretende con este movimiento –abundó– es que quienes controlan al partido, quienes lo tienen secuestrado, lo liberen y se suspenda el proceso de elección y haya un presidente interino que haga un alto y que propicie una reflexión entre todos los panistas.»