Érase una vez, que un cinefotógrafo mexicano, increíblemente talentoso e internacional, se decidió a filmar su primera película como director. ¿Cómo acometer este reto? Llevando al cine, una de las novelas mexicanas más emblemáticas: «Pedro Páramo». La vara está alta.
Juan Preciado (Tenoch Huerta) camina sin rumbo. Muerto de calor, le pregunta a un campesino (Noé Hernández) que dónde está Comala. El hombre contesta que él también va para allá y pregunta al foráneo la razón de su visita. «Busco a mi padre, Pedro Páramo.»
«Yo también soy hijo de Pedro Páramo,» revira el campesino.