Las autoridades de Filipinas evacuaron este domingo a 2.500 personas y se preparan para la llegada del tifón Toraji, que golpeará el lunes la isla de Luzón, la más poblada del archipiélago y donde se encuentra la capital.
Toraji, bautizado en el país como Nika, se encontraba en la tarde de hoy, como tormenta tropical severa y que se espera se convierta en tifón en las próximas horas, a unos 380 kilómetros al este de Luzón, con vientos sostenidos de 110 kilómetros por hora y rachas de hasta 135, apunta el servicio de Meteorología.
Conforme a lo previsto por el ente, el tifón golpeará en la mañana o a primeras horas de la tarde del lunes territorio filipino, entre las provincias de Isabela y Aurora, antes de debilitarse mientras cruza la isla.
Durante una reunión informativa en la que participaron altos representantes del gobierno y las principales agencias de ayuda y emergencia, el ministro de Interior, Jonvic Remulla, indicó que ya se han evacuado a unas 2.500 personas de aldeas por donde se prevé que pase el tifón.
«El terreno de esas zonas está muy saturado (de agua) y el riesgo de deslizamientos de tierra es muy alto (…) No podemos dejar de remarcarlo: las órdenes de evacuación son importantes», apremió el ministro.
Las autoridades han pedido a los residentes de las zonas impactadas que se preparen para fuertes lluvias y la posibilidad de que ocurran corrimientos de tierra.
Este tifón llega al país días después de que la tormenta Yinxing golpeara el jueves la parte septentrional del archipiélago, dejando unos 261.000 afectados y un desaparecido, conforme al último recuento oficial.
Entre finales de octubre y principios de noviembre, la tormenta Trami y el super tifón Kong-rey provocaron, según las cifras combinadas, la muerte de 158 personas, 132 heridos y 22 desaparecidos.
Filipinas sufre unos 20 tifones y tormentas tropicales por año, especialmente en la temporada de lluvias, que suele comenzar en junio y termina en noviembre o diciembre.
Los expertos de las agencias internacionales han identificado el chabolismo como el principal factor de mortalidad de estos desastres naturales que afectan al país, y que evidencian el pésimo estado de sus infraestructuras, así como la falta de preparación y medios de los que cuenta la Administración para responder a las emergencias.