Se dice que somos lo que comemos y que solo un pueblo con salud, educación y alimentación adecuada, es capaz de transformar su país.
Precisamente de esta verdad, que nace de la experiencia de criar y forjar generaciones saludables, es a la que se refería el médico griego Hipócrates, cuando hace 2500 años, enseñaba la techné iatrikéa o ars medica a sus aprendices en el arte de curar afirmando “que, tu medicina sea tu alimento y el alimento tu medicina”.
Este sabio aforismo, por siglos demostró su eficacia terapéutica y social, sin embargo, ante la transformación radical de nuestra sociedad, lo que puede ser válido a nivel individual para que, una persona con conocimiento y recursos tome buenas decisiones para su vida, no es ahora suficiente a nivel poblacional.
Porque hoy, no basta que una comunidad conozca el valor nutricional o dañino de un alimento para que lo consuma o deje de consumirlo. Se requiere además de vigorosas políticas públicas y de estado que, vigilen y enfrenten las fuerzas del mercado de alimentos, con acciones efectivas que garanticen el acceso a alimentos sanos y logren sobreponerse o atenuar la presión comercial que, conmasiva y sofisticada mercadotecnia, impone el consumo de alimentos dañinos para la salud.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha documentado desde su fundación en 1945, como los alimentos industrializados y de comida rápida, rica en azúcares añadidos, grasas trans, carnes rojas y sal, han subsistidos paulatinamente el consumo de las dietas tradicionales compuestas mayoritariamente por frutas, verduras, semillas y harina integral.
El mundo moderno, el de la llamada sociedad industrial, de la información, el conocimiento, de las tecnologías digitales, es el de la sociedad global en el que, la economía y un mercado controlado por las grandes corporaciones trasnacionalesimponen sus intereses e imprimen comportamientos estandarizados en todos los campos de la actividad humana, desde la investigación, el trabajo, la educación, la salud, las costumbres, las creencias, los valores, las maneras de pensar, estilos de vida, lo que compramos y hasta lo que comemos en el hogar, en la escuela, en los centros de trabajo, los lugares públicos y los eventos sociales.
Desde 1850, la ciencia y la tecnología agrícola detonó la producción de alimentos en Alemania, Rusia y Estados Unidos con los que el Imperio Británico, líder de la economía capitalista en ese período, pudo cubrir las necesidades de su masa creciente de obreros y empleados de las fábricas, oficinas y ciudades de su extenso territorio. De esa manera surgió la industria global en este sector de la economía.
A lo largo del siglo XX e inicios del XXI los países de mediano y bajo desarrollohan incorporado lentamente los avances de la agricultura industrial avanzada. La mayoría se convirtieron en exportadores de productos demandados por el mercado mundial, conservado en sus regiones y sectores sociales más pobres, una agricultura doméstica para su autoconsumo, que cada vez es más insuficiente para cubrir sus necesidades, comprometiendo así su seguridad y soberanía alimentaria.
Actualmente en la industria agroalimentaria global, solo cuatro empresas: Bayer, Corteva, ChemChina y Limagrain, controlan más de la mitad de la producción mundial de semillas que alimenta a 8 mil millones de personas.
Mientras los productores locales de los países en desarrollo, tienen todo tipo de dificultades financieras, jurídicas, de acceso a tecnologías, insumos y a la cadena de suministros, Billy Gates, el cuarto hombre más rico del mundo, que amasó su fortuna con la creación de Microsoft, se ha convertido en los últimos años en el mayor granjero de EEUU. Es filántropo, pero fundamentalmente inversionista.
En los años recientes compró más de 111 mil hectáreas (más que la extensión de Bulgaria, Cuba, Corea del Sur, Guatemala, Hungría o Portugal) de tierras cultivables en 18 estados de la Unión americana, que representan el 80% del total nacional.
Entre 1945 y 2015 estas tierras se han revalorizado en 600%. Cuentan además con el beneficio de las exenciones fiscales que hace EEUU a los productores agrícolas.
La Fundación Gates impulsa la investigación en variedades transgénicas de cultivos resistentes al clima y a plagas, por lo tanto, está muy interesado en que los tratados comerciales internacionales le den cobertura para colocar su producción en países importadores de cereales y otros productos agropecuarios.
Este multimillonario, como otros de su nivel, saben bien que, en un mundo futuro de 9700 millones de personas en el año 2050 y 11 mil millones en el 2100, abrumado por un clima que impide la producción de alimentos y destruye cosechas, América del Norte, por sus condiciones climáticas, disponibilidad de capital, de fertilizantes e hidrocarburos, innovación científico-tecnológica y ubicación geoestratégica, podrá ser el principal proveedor de alimentos para los países con hambre.
La crisis económica del 2008 que causó el incremento del precio de cereales; el cambio climático con desastres hidrometeorológicos, sequias, nevadas, granizadas que han causado pérdida de cosechas; el Covid-19 que provocó la parálisis mundial de la economía y la cadena del transporte de suministros, y la guerra de Ucrania-Rusia (dos naciones que satisfacen el 30% de las necesidades de cereales en el mundo) que suspendió el suministro de granos, fertilizantes e hidrocarburos para su maquinaria industrial, han puesto al mundo, sobre todo a los países más pobres, en una severa emergencia alimentaria, por la escases elincremento de precios de los alimentos, que han generado.
De acuerdo a los expertos en seguridad alimentaria, México importa alrededor del 25% de los alimentos que requiere su población. Igual que China, África, Inglaterra, Italia, entre otros. En situación de la mayor dependencia están Venezuela, Norte de África y los países de la península arábiga, que importan hasta el 75% de los alimentos que consume su población. Mientras que EEUU, Canadá, Argentina, Brasil, Rusia, Ucrania y Australia exportan alrededor del 35% de los alimentos que producen.
Aunque hay países que producen grandes excedentes de alimentos, los países de bajos ingresos que los necesitan, no tienen dinero para comprarlos, pues desde 2015 están sobreendeudados (con alrededor de 860 mil millones de dólares, según el BM) por el alza de las tasas de interés que has duplicado sus deudas. La crisis de la COVID-19 empeoró las perspectivas de recuperación económica.
Pese al llamado de los organismos internacionales (FMI, BM, Organización Mundial de Comercio y Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas) para que se les condone tal deuda, los países ricos y los bancos acreedores, concentrados en sus propios intereses, han hecho oídos sordos.
Mientras tanto, año con año aumenta el hambre en el mundo. Según el Informe Mundial de la ONU sobre Crisis alimentarias de la ONU, en este 2024 hay 80 millones de personas en inseguridad alimentaria (con una o ninguna comida al día) en 59 países. En América Latina 20 millones de 9 países están en esa situación.
La población infantil de Gaza y Sudan son el extremo de hambruna, crisis humanitaria y muerte por falta de alimentos, causada por la guerra y la pobreza.
Al mismo tiempo, la pandemia de obesidad se incrementa. Mas de mil millones de personas en el mundo tienen sobre peso u obesidad. Desde 1990 esta condición se ha duplicado en adultos y cuadruplicado en niños y adolescentes.
Por todo lo anterior, en los países de mediano y bajo desarrollo, asegurar laalimentación saludable para sus poblaciones, en un mundo con crisis acumuladas, es un área estratégica critica para poder lograr su viabilidad social y económica.
El combate a la desigualdad y la pobreza, la producción de alimentos sanos, laconstrucción de un sistema agroalimentario sostenible, la seguridad y la soberanía alimentaria, la educación en alimentación saludable, la regulación sanitaria de la publicidad sobre comida chatarra y bebidas azucaradas, la política fiscal sobre esos productos, la promoción para el cambio de estilos de vida saludables en alimentación dirigidos a todos los grupos den edad, con énfasis en la población infantil y las embarazadas, hoy son asuntos cruciales, en los que afortunadamente México y Tamaulipas, están dando los pasos firmes que, en décadas anteriores se habían pospuesto o francamente habían sido eludidos.
En la línea de este este esfuerzo se puede señalar que, a nivel federal el 17 de abril de 2024, se estableció la Ley General de Alimentación Adecuada y Sostenible con el objetivo de “fortalecer la autosuficiencia, la soberanía y la seguridad alimentaria del país y fomentar la producción, abasto, distribución justa y equitativa y consumo de alimentos nutritivos, suficientes, de calidad, inocuos y culturalmente adecuados, para favorecer la protección y el ejercicio del derecho a la alimentación adecuada, evitando en toda medida el desperdicio de alimentos”
Precisamente con este propósito, en este mes de noviembre la presidenta Claudia Sheinbaum impulsó la protección constitucional de las razas de maíz de México (como país de origen) ante la resolución desfavorable de un panel del T-MEC para la prohibición nacional de 2023 de importar maíz genéticamente modificado, que contamine nuestras especies nativas.
Además, el pasado 30 de septiembre de este año, se publicaron los Lineamientos para la preparación, distribución y expendio de alimentos y bebidas dentro de toda escuela del Sistema Educativo Nacional.
Respecto a Tamaulipas, en septiembre de 2023, el diputado José Braña Mojica presentó al Congreso local de la pasada Legislatura, una iniciativa de Ley para Prevenir y Controlar la Obesidad y el Sobrepeso, mediante la promoción deestilos de vida con actividad física, educación nutricional y alimentación saludable.
En la actual administración, la Secretaria de Educación de Tamaulipas desarrollaun Programa de Educación Saludable, que promueve la sana alimentación, higiene y la práctica permanente de la actividad física en los planteles escolares de Educación Básica.
Por otra parte, en la Secretaria de Salud del Estado, se creó la Dirección de Medicina de Estilos de Vida Saludable, a fin de promover en los estudiantes y profesionales de la salud de Tamaulipas, la adquisición de conocimientos y habilidades sobre estilos de vida para la construcción de salud y bienestar, mediante un Diplomado han cursado ya dos generaciones.
Adicionalmente, a través de la Secretaría de Bienestar Social, se ha implementadoel Programa Alimentando tu Bienestar, dirigido a la población con carencia por acceso a la alimentación.
Finalmente, en la Secretaria de Desarrollo Rural, Pesca y Acuacultura, opera elPrograma Nutrimar, para apoyar con proteína de pescado a las familias de área rural en situación de vulnerabilidad alimentaria. Así mismo cuenta con un Programa de Apoyo para la Atención de Situaciones de Contingencias o Eventualidades en el Sector Rural, como es el caso de los productores de Sorgo del Ciclo Otoño-invierno de 2024-2025.
Queda claro entonces que en México y Tamaulipas hay un firme compromiso en la atención de las diversas dimensiones que tiene la alimentación de la población como prioridad estratégica y de que los intereses de las corporaciones agroindustriales trasnacionales y del mercado no estarán por encima de la soberanía alimentaria y de la salud de la población.
En conclusión, la buena alimentación, hace al buen país que deseamos. Se trata de una cuestión de sobrevivencia, de hoy y del futuro mediato.