EL NUEVO ROSTRO DE LA LIBERTAD DIGITAL
Columna “Conciencia Ciudadana”
Por: Luis Armando González Isas
He pensado mucho en cómo hemos cambiado la manera de comunicarnos. Antes, la conversación pública tenía rostro: nos mirábamos a los ojos, debatíamos en voz alta, escuchábamos argumentos. Hoy, todo ocurre desde una pantalla. Y lo que comenzó como un espacio para conectar, a veces se ha convertido en un terreno minado donde cualquiera puede ser juez o acusado sin derecho de réplica.
Por eso me llamó la atención la propuesta que circula en el Congreso de Tamaulipas: castigar penalmente la “difamación digital”. Entiendo el propósito, porque es verdad que en redes abundan las agresiones y los excesos. Pero al mismo tiempo me preocupa el rumbo que puede tomar una idea así. Regular la expresión en internet es tocar una fibra muy sensible: la de la libertad.
Lo que me inquieta no es la intención proteger la honra y la reputación es válido, sino la posibilidad de que el remedio termine siendo peor que la enfermedad. ¿Quién va a decidir qué es difamación y qué es crítica? ¿Un juez, un político, una institución? En una sociedad donde opinar ya es una forma de participación, castigar la palabra puede ser un paso hacia el silencio.
Mientras leía sobre ese tema, pensaba también en otros hechos que, aunque distintos, tienen algo en común: todos hablan de la relación entre autoridad y ciudadanía.
Por ejemplo, en Ciudad Victoria, el convenio firmado entre el Instituto Victorense de la Juventud y varias escuelas me pareció una buena señal. Ver al gobierno y a las instituciones trabajar juntos por los jóvenes es alentador. Ahí hay una muestra de lo que significa construir, no imponer; sumar, no dividir.
En cambio, la postura del alcalde de Altamira, que advirtió con “parar el tren” si Ferromex no limpia los derechos de vía, refleja otro estilo de liderazgo: el de la presión mediática. Entiendo su frustración la maleza, la basura y los riesgos son reales, pero me pregunto si las amenazas públicas realmente resuelven los problemas o solo los hacen más ruidosos. Gobernar, al final, no es solo exigir, sino dialogar y coordinar.
Y pienso también en los cambios en materia laboral. Las juntas de conciliación están desapareciendo porque la mayoría de los conflictos ya se resuelven por la vía del diálogo. Eso, para mí, es una de las mejores noticias que se pueden dar: significa que la gente empieza a confiar en los mecanismos de conciliación, que hay madurez en las relaciones laborales.
Todo esto me lleva a una conclusión personal: el verdadero desafío de nuestro tiempo no es callar las voces, sino aprender a convivir con ellas. Queremos orden, sí, pero no a costa de la libertad. Queremos respeto, pero sin miedo a opinar. Queremos autoridad, pero una que escuche.
La libertad de expresión no debería ser vista como una amenaza, sino como un espejo de lo que somos: un pueblo que piensa, que discute, que a veces se equivoca, pero que no deja de buscar su voz.
Quizá el reto de hoy, para todos ciudadanos, periodistas, funcionarios, y políticos es aprender a usar esa voz con responsabilidad. No para atacar, sino para construir. No para dividir, sino para entendernos mejor.
Porque al final, entre la libertad y el control, siempre habrá una elección que define quiénes somos como sociedad.
Y hablando de políticos quien anda súper aplicado y reactivado en tierras tamaulipecas es Alejandro Guevara, excoordinador de giras de EPN y ahora con la casaca guinda, cercano colaborador de Omar García Harfuch. Aprovecha para sacar nuevamente a relucir su frase que solía repetir cuando nos lideraba en las juventudes revolucionarias: “Siempre listos por si se ofrece”.
Y ya para cerrar, el saludo de hoy es para Hugo Reséndez Silva, Secretario del Ayuntamiento Victorense, con quien el pasado domingo tuve una plática muy interesante. Durante nuestra conversación, resaltó y defendió la importancia de la vida y la familia, ¡bien por esos funcionarios que velan por esos valores, especialmente en tiempos donde muchos legisladores parecen estar limitándolos!
Por hoy es todo y nos leemos hasta la próxima, bendiciones para todos y todas.