Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Este día el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, entró al Palacio de Gobierno por la puerta principal que casi nadie usa, de hecho ni el propio gobernador de Tamaulipas Francisco García Cabeza de Vaca entra por ahí.
Este hecho tiene un gran significado para ambos mandatarios; para García Cabeza de Vaca, representa el reconocimiento a la investidura del presidente de la República, aunque va mucho más allá, porque se interpreta en el lenguaje del simbolismo, como un recibimiento monárquico, enmarcado por una larga escalinata que anticipa el ingreso al salón real.
Y para el presidente electo, significó también la condescendencia de un gobernador que probado en las urnas, dejó atrás un episodio difícil de transitar, para dar paso a una etapa nueva de relación y acuerdo.
Este simple acto se reforzaría horas más tarde, cuando ambos, ya en Palacio de Gobierno, salieron a ofrecer una conferencia de prensa conjunta, que obviamente estuvo presidida todo el tiempo por el próximo presidente, y quien al finalizar, y sin que nadie lo cuestionara, se refirió a ello, cuando les dijo a los reporteros: «miren» para luego darse un apretón de manos y dibujar una sonrisa en sus caras.
Con este saludo y un medio abrazo después, alejaron los rumores de un desencuentro originado por los resultados electorales recientes, que permitieron a MORENA, contar ahora con dos senadores de la República y 6 diputados federales.
Ese mismo distanciamiento surgido también al calor de las pasiones políticas y alimentado por el ahora coordinador de los diputados en el Congreso Federal, Ricardo Monreal Ávila, que grabó varios videos para fijar su postura con relación al gobernador de Tamaulipas.
Hoy sin embargo fue diferente, y la iniciativa de esa buena relación, fue tomada por Andrés Manuel López Obrador, que sin orgullo de por medio, aproximó la sonrisa y la mano al mandatario de Tamaulipas, lo que no dejaron pasar los reporteros para buscar llevarlo a nivel de chascarrillo y pedir: «!beso¡, !beso!»